Follar con ese latino era mejor que el gimnasio
Menudo culito que tenía aquél latino cabrón. Ambos eran amigos desde hacía tiempo y pasaban demasiado tiempo juntos, pero lo que más les unía era precisamente el sexo entre ambos. No se consideraban pareja, solo disfrutaban follándose el uno al otro. Aquél día ambos estaban en el jardín de la casa de los padres de uno de ellos cuando, sabiendo que no había nadie más, comenzaron de nuevo. Se desnudaron y uno comenzó a comerle el rabo al otro hasta que recibió su polla en su estrecho culo. Tras follar un rato al aire libre decidieron entrar dentro y fueron a la sala que solían compartir en muchas ocasiones pues estaba preparada como un gimnasio. Allí sobre una de las máquinas siguió recibiendo su verga mientras se la metía entera. Luego sobre las mancuernas, desde luego el sexo es el mejor deporte del mundo.
Al final todo el chorro de semen se lo echó con su enorme polla encima de la cara de aquél jovencito con rasgos de inocencia, pero que en realidad era todo un vicioso.