Su hijastro era el conejito de pascua
Aquella mañana su padrastro le despertó, era pascua y le puso unas orejas de conejito para poder jugar con él. Le dijo que había escondido algunos huevos por la casa y que tenía que buscarlos. El chico se divertía, pero el padrastro mucho más viéndolo detenidamente. Cuando se dio cuenta el hombre estaba sentado en el sofá con la verga fuera, el joven sabía lo que su padrastro quería. Empezó a comérsela desesperadamente, estaban solos y aquello era muy excitante. Poco después el hombre penetraba a ese joven conejito follándoselo hasta el final, fueron las mejores pascuas de su vida.