Hola vecino, ¿te apetece un café?
Escuchó el timbre de la puerta, era su vecino. Al abrir lo vio allí con una taza diciéndole si le apetecía tomar un café, por supuesto le invitó a entrar. Una vez allí se sentaron mientras se bebían la infusión, y cada vez la cosa se iba poniendo más caliente. No tardaron en comenzar a besarte, que fuera bien moreno el brasileño se la ponía más dura aun. Empezó a desnudarlo y desde luego tenía curiosidad por ver su polla, al vérsela se dio cuenta de lo grande que la tenía. Se la comió y poco después se lo estaba follando, con un rabo así no podía desperdiciarlo, lo quería dentro de su culo.