Hetero casado decide probar cosas nuevas
Estaba casado, y para todos sus conocidos era la viva imagen de la felicidad con su esposa. Pero de vez en cuando esas apariencias no son del todo ciertas. Aquél día su esposa salía de viaje y estaba preparando su maleta. Ella viajaba bastante y lo curioso es que él no sufría lo más mínimo por ello, como si no le importase.
Nada más irse llamó por teléfono a un amigo para pasar un rato charlando y demás, ya sabes, esas cosas que hacen los tíos. Pero lo que acabarían haciendo tal vez no era tan normal, ya que su amigo era gay y él aquél día estaba decidido llegar hasta el final y a experimentarlo todo.
Así fue como aquél día descubrió que en realidad le gustaban los rabos, algo que siempre había sabido pero que nunca había asumido. Sin embargo con su amigo todo fue bastante fácil, tuvieron relaciones sexuales hasta cansarse, y él descubrió lo que de verdad quería y le gustaba.