Follando al aire libre
La ventaja de tener un jardín era evidente. Quedó con su vecino y no tardaron en comenzar a besarse allí mismo, al aire libre. De los besos fueron pasando a quitarse la ropa hasta quedarse los dos desnudos, además el hecho de hacerlo en el exterior les daba morbo a los dos. Se comieron las pollas para sentirse mejor. Poco después uno de ellos penetraba el culito del otro para hacerlo allí mismo, los dos estaban realmente calientes.
Follaron hasta que se abrió bien de piernas y el otro comenzó a correrse sin parar en su ano. Tras correrse se la volvió a meter bien mojada.