Yo te diré cuando tienes que parar
Cuando su padre entró a casa él estaba pajeándose, acababa de correrse. Nada más escuchar la puerta salió corriendo, pero el hombre se resbaló con la leche que había dejado tirada por el suelo y se cayó. Se percató rápidamente de que se trataba de semen y comenzó a hablar con él. Le dijo que lo primero que tenía que hacer era limpiarlo, el chico lo hizo. Pero allí agachado limpiando se excitó al verlo, agarró su cabeza y se la llevó hasta su verga para que se la chupara. El muchacho lo hizo, poco después se lo estaba follando en el salón de casa. Eso era mucho mejor que matarse a pajas, aunque fuera su padre.