Yo te dejo a mi hijo y tu al tuyo, ¿te parece?
Ya eran una familia, vivían juntos y los dos maduros estaban realmente enamorados. Cada uno de ellos tenía un hijo, por lo que los cuatro tenían que acostumbrarse a ello. Fue entonces cuando uno de los hombres le planteó una propuesta interesante al otro, consistía en cambiarse los hijos ese día. Pero no para ejercer de padres precisamente, sino para tener sexo con ellos. Le pareció buena idea y se dispusieron a hacerlo. Uno se llevó al joven a la habitación y el otro se quedó en el salón. Estaban follando en lugares separados para no verse, pero desde luego aquella experiencia familiar hizo que los cuatro se mantuvieran mucho más unidos, literalmente.