Vivían juntos y formaban un perfecto triángulo amoroso
Para tres chicos jóvenes como ellos vivir solos era algo increíble, podían hacer todo aquello que se les pasara por la mente. En el jardín junto a la piscina dos de ellos empezaron a besarse y rápidamente se metieron en la casa, pero el otro estaba allí mirando y se puso tambien caliente. Es uno de esos triángulos amorosos en los que dos son pocos y cuatro muchos, pero tres es el número perfecto para tener relaciones sexuales satisfactorias. Fueron al sofá y estando los tres juntos se desnudaron, comieron sus vergas y comenzaron a penetrarse. Lo hacían por toda la casa, con el clásico trenecito gay incluido. Pasaron por baño, cocina, dormitorio…