Soy todo tuyo
Su respeto hacia él era máximo, al fin y al cabo era un hombre maduro y además poderoso. Le dijo que entrara en su despacho, y al poco le pedía que se desnudara. El chico lo hizo por supuesto, siempre obedecía y cumplía todo lo que le pedía. Tras quedarse en pelotas empezó a tocar su cuerpo y eso al chico le excitó bastante, luego le besó apasionadamente. Lo tumbó sobre la mesa y él también comenzó a desvestirse lentamente. El hombre tenía un cuerpo perfecto y unos abdominales de película, era sin lugar a dudas el tío perfecto. Empezó a jugar con su culo y poco después se lo estaba follando sobre la mesa de su despacho. Un rato después se corría sobre su trasero, por lo que se quedó esperando hasta la próxima vez que necesitara de sus servicios.