Jóvenes religiosos sucumbieron al pecado
El pecado siempre está ahí acechando, ellos intentaban escapar de él, pero no pudieron. Mientras limpiaban la parroquia para ayudar acabaron en el confesionario. Allí imaginaron la cantidad de pecados que habría confesado la gente, eso les puso calientes. Empezaron a hablar y se confesaron el uno al otro, los dos tenían un secreto que finalmente compartieron. No tardaron en comenzar a besarse al ver que a los dos les gustaba lo mismo, no pudieron evitar ser quienes eran. Se fueron quitando la ropa hasta quedarse desnudos, luego se comieron las vergas junto al crucifijo, hasta lamieron sus culos. Luego se follaron apasionadamente imaginando que tal vez el señor cura también lo haya hecho en alguna ocasión.