Enseñándole al jovencito juegos de hombres
Prometió a los padres del chico que se quedaría ese fin de semana con él para cuidarle. Tenía 18 años, pero todavía no confiaban lo suficiente en él. No obstante si hubieran sabido lo que sucedió se lo habrían replanteado. Al maduro se le ocurrió un juego de dados, que consistía básicamente en quitarse prendas de ropa cada vez que uno perdía.
Así fue como la cosa comenzó a calentarse, ya que los dos quedaron practicamente desnudos. Por suerte ambos se sentían fuertemente atraídos, por lo que no fue complicado romper el hielo y acabar besándose mutuamente. Tras aquello se comieron las pollas mientras alternaban besos apasionados, se notaba que se tenían ganas.
Después fue el maduro el que le puso el culo para que lo penetrase, cosa que el jovencito hizo sin pensárselo dos veces hasta acabar corriéndose.