Date prisa, tu madre no tardará en volver
Desde luego no son exactamente las palabras que un chico espera escuchar del que va a ser su padre. Pero es que a la zorra de su madre le gustaban los chicos malos, y por lo visto los bisexuales también. Ambos estaban en el salón viendo la tele esperando a que la mujer llegase de trabajar. El madurito no es que trabajase demasiado, más bien le gustaba ser mantenido, por eso estaba con ella. Mientras tanto allí estaba su hijastro con un balón, aburrido y esperando interactuar con su futuro padrastro. Pero el hombre, a pesar de no ser excesivamente mayor (a su madre le gustaban más jóvenes), no le apetecía participar con él. Fue entonces cuando el joven le quitó el mando del televisor y consiguió que se levantase del sofá para ir a perseguirlo.
Una cosa fue llevando a la otra y ambos acabaron peleando en el suelo, pero estaba claro que no acabaría precisamente en una disputa. Los dos se excitaron y el maduro le comió el rabo a su hijastro con ganas además. El maduro tenía un cuerpazo, era un tío cachas y lleno de tatuajes, no le extrañaba que le gustase a su madre, pero ahora era suyo.
Fue precisamente el joven el que penetró el culo de su padrastro hasta el fondo, mientras el otro le pedía que le diera más fuerte y que se corriera antes de que su madre llegase a casa.