Una familia rota
Aunque sus padres parecía que se llevaban bien había algo que no funcionaba, y es que como se pudo ver ese mismo día al hombre le gustaban las pollas. Era en realidad una familia rota, a pesar de ser su padrastro ya muchos años al hombre no le importó hacerlo y ser infiel a su esposa con su propio hijo. Ella se había marchado y el muchacho acababa de llegar de clase, era un guapo universitario.
Le abrazó, y al percatarse de que estaban solos le besó. No tardaron en comerse las vergas totalmente desnudos con una pasión inusitada. Luego el jovencito se puso encima de él y comenzó a follárselo mientras ese cabrón saltaba. Acabaron corriéndose por supuesto, y además en el apreciado sofá de su casa.