Tenía un rabo monstruoso
Todos querríamos tener una verga como esa, era un rabo gigante, monstruoso. Mientras meneaba ese gran trozo e carne el chico miraba hipnotizado, no había visto nunca nada similar. Se quedó con la boca abierta hasta que se atrevió a agarrarlo con su mano, empezó a hacerle una paja. Luego se lo metió en la boca, era la más grande que había mamado nunca. Tras chupar un rato se colocó a cuatro patas esperando a que se la metiera, ese era su gran momento. Ese semental se lo folló duramente, gritó y apretó los dientes, pero aguantó como un campeón hasta el final.