Sus músculos les ponían cachondos
Ambos se atraían demasiado. Sus musculosos cuerpos eran continuamente objeto de deseo entre ellos, por lo que cuando aquél hombre salió de la ducha su pareja no pudo evitar ir a por él. Comenzaron a besarse, a tocarse y por supuesto a quitarse lo que les quedaba de ropa. Después una buena mamada para probar su verga, eso siempre le ponía a tono. Tras aquella chupada se tumbó en la cama bien abierto de piernas esperando que lo penetrara, y así lo hizo. Se la metió a pelo muy dentro de su culo para follárselo mientras disfrutaba de su cuerpo. Luego se pusieron a cuatro patas y fueron probando diferentes posturas hasta que al final ambos acabaron corriéndose.