Ser médico en la cárcel es un gran trabajo
Tal vez haya mejores trabajos, pero es difícil imaginar uno mejor que este. Aquél recluso fue a verle y le pidió que se quitara la ropa para la revisión, pero su musculoso cuerpo lo dejó hipnotizado. Era un hombre perfecto, bien definido y con una considerable musculatura. El médico no podía dejar de mirarle, especialmente su verga. El recluso se dio cuenta, por lo que se acercó y el médico le agarró la polla. Luego él se sacó la suya también y comenzaron a pajearse mutuamente. Al final aquél recluso se la metió y se lo folló sobre la mesa de su despacho. La cara del médico lo dice todo, especialmente cuando comenzó a correrse sin poder parar.