Seguro que tienes 18 años, ¿verdad?
Aunque fuera su médico tenía que asegurarse de que la respuesta era afirmativa, efectivamente tenía 18 años y el jovencito estaba demasiado bueno como para dejarlo escapar. Comenzó a hacer un breve análisis y le dijo que se tumbara. Obviamente se trataba de una de tantas clínicas clandestinas sin ningún tipo de regulación, y el tío era un jodido degenerado.
Tras tumbarse el muchacho empezó a tocarle y no tardó mucho en sacarle la polla. Se la metió en la boca y sintió como se endurecía dentro. Poco después el chico le devolvió la mamada y se la chupó al médico. Mientras lo hacía el maduro tocaba el culito duro de aquél joven, su ano parecía muy estrecho, pero le iba a meter la polla.
No se equivocaba, cuando intentó la penetración el muchacho no hacía más que apretar los dientes, le costaba mucho que entrase el rabo. Finalmente se la metió y consiguió follárselo hasta correrse.