Papá, ¡yo no soy gay!
Todo empezó una mañana mientras él, su mujer y el hijastro desayunaban. Cuando la mujer se marchó el hombre se levantó, sacó su polla y se la puso sobre el hombro al muchacho. Estaba perplejo, no sabía ni que hacer. Ya le había dicho mil veces que no era gay y que no le interesaban los hombres, pero eso a su padre no parecía importarle. Se levantó rápidamente y se marchó de allí. Pero más tarde mientras se daba una ducha volvió a aparecer entre las sombras el padrastro y se le quedó mirando. Se quitó toda su ropa y empezó a tocarse su verga bien dura mientras el chico se duchaba.
Como tantos otros jóvenes aprovechaba la ducha para hacerse una paja, y eso excitó bastante al maduro. Se metió en la ducha con él, pero al verlo quiso echarlo inmediatamente repitiéndole que no era gay. Aun así su padrastro se agachó y se metió la verga en su boca para chupársela, eso lo cambió todo. Se puso tan caliente que al rato era él quien probaba la verga del maduro, mucho tiempo conteniéndose. Al final follaron en el baño, y por primera vez supo lo que era que un hombre se corriera en su cara.