Papá me hizo el amor hasta correrse
El padre se fundió con su hijo en un gran abrazo mientras penetraba su culo. Esa forma de abrazarlo tan posesiva no se parecía a nada que hubiera vivido ni a nadie con quien hubiera estado hasta ese momento. Estaba claro que tarde o temprano ocurriría, ya que ambos vivían solos y los dos eran abiertamente gays. Su padre fue el último en salir del armario, lo cual le llevó al divorcio con su madre y a empezar una vida y una sexualidad sana acorde a sus preferencias sexuales.
Sin embargo su hijo siempre fue homosexual, al menos desde que tuvo uso de razón para saber realmente que sus gustos eran diferentes a los de otros chicos, más bien se la ponían dura los otros muchachos. El jovencito estudiaba en un centro privado con carácter religioso, pero lejos de abandonar sus pensamientos sobre sexo hacía que tuviera muchas más ganas.
Aquél día cuando llegó a casa se encontró a su padre tumbado en la cama y le dijo que se acercase. Él por la cara del maduro sabía perfectamente lo que quería. Un rato después estaban los dos desnudos, tocándose y besándose, la cosa iba bastante rápida. Tras un rato de pasión llegaron al sexo oral, se chuparon las pollas y descubrieron lo que cada uno tenía entre las piernas.
No tardaron mucho en llegar a la penetración anal, el padre lo penetró sin ningún escrúpulo. El jovencito era muy guapo y tampoco es que hubiera tenido muchas relaciones, por lo que su culito estaba casi sin tocar. Lo que más le gustó al chico fue cuando su padre se puso sobre él de espaldas y comenzó a penetrarlo mientras lo abrazaba con fuerza. Parecía como si no quisiera que se fuera, en realidad tampoco iba a ir a ninguna parte. Pero aquella pasión hizo que poco después se corriera.
Llegado el momento el padre eyaculó mientras sacaba la polla de su ano, fue una gran corrida. Muchos pensarán que se trata simplemente de sexo, pero en realidad ambos hicieron el amor a pesar de ser una pareja incestuosa.