No podía parar de correrse
Los dos estaban en el sofá, pero no tardaron en ponerse calientes y comenzar a besarse. La ropa no les duró mucho tiempo y comenzaron a descubrir sus cuerpos bien fibrosos, eso hizo que aun se calentaran más. Pronto uno de ellos fue a comerle la verga al otro, poco después la tenía dentro de su culo. Tras follárselo un rato cambiaron, ahora era él quien recibía la verga del otro tío y el cabrón sabía bien como follar. Tal fue así que comenzó a correrse sin poder parar, una corrida de esas impresionantes mientras seguía follándole el culo sin detenerse ni un segundo. Luego le echó la leche en su boca para dejarlo totalmente lleno de semen, eso era justo lo que quería.