Músculos y pollas, el club de la lucha gay
Su obsesión por la lucha hizo que construyera una especie de ring en su propia casa para poder entrenar, solo necesitaba con quien. Finalmente uno de sus compañeros del club quiso entrenar con él, a pesar de la diferencia de musculatura. Todo empezó como cualquier otro combate amistoso de entrenamiento, aunque por lo visto la intención de su compañero no era precisamente la de entrenar… al menos luchando.
Al poco de empezar ya estaba en el suelo, su compañero era muy superior a él. Sin embargo aprovechó ese momento para hacer algo que nucna podría permitirse con presencia de público, y es que se puso a comerle la polla. Fue una gran mamada a la que poco después siguió una buena penetración anal en el mismo ring.
El muchacho había sacado justo lo que quería, ya que al final el joven musculoso acabó corriéndose sobre él. Así da gusto hacer ejercicio.