Joder, como se entere mi esposa…
Para este hombre maduro, supuestamente felizmente casado, era toda una aventura hacer lo que tanto tiempo llevaba reprimido. Le gustaban los hombres, solo que ese secreto lo llevaba demasiados años. De vez en cuando llamaba para concertar alguna cita y así al menos poder disfrutar de lo que más le gustaba, chupar vergas. No solía llegar más lejos, se limitaba al sexo oral puesto que pensaba que era algo más inocente y era suficiente para así aliviarse. Pero siempre que acababa corriéndose no podía evitar pensar en su esposa y en lo que sucedería si ella se enterase de su secreto.