Aguanta, se que te está gustando
Claro que le estaba gustando, la duda sobraba. Empezaron a llenar sus cuerpos de aceite mientras estaban casi desnudos, no tardaron en comerse sus pollas mientras observaban sus perfectos y fibrosos cuerpos. Se puso encima de él y comenzó a frotarse con esos aceites, aquello permitía que su cuerpo estuviera perfectamente lubricado, daba mucho placer. No tardó en metérsela y disfrutar dentro de él. Mientras tanto el otro hacía signos de estar aguantando unas buenas embestidas, pero tenía que aguantar, le gustaba demasiado. Finalmente como premio recibió toda la leche en su cara, le echó una buena cantidad de semen.